Siete frentes bélicos y tres más
14 ENERO, 2024 Hezbollah, Irak, Irán, Líbano, Siria
Israel ha tenido desde antes de su fundación
muchos frentes enemigos. Activos a veces, al acecho otras. Presentes siempre.
La fortaleza intrínseca y necesaria de un país sin retaguardia lo obligó a
tomar esta situación casi como natural y, además, sentirse seguro cuando los
frentes han estado solamente al acecho, no en plena acción.
El 7 de octubre de 2023 significó un incremento
sin precedentes de la violencia de Gaza. Un atentado de terror celebrado por
sus perpetradores y simpatizantes como si fuera que las violaciones, asesinatos
a sangre fría y secuestros de hombres, mujeres, niños y ancianos constituyeran
gloriosas acciones de guerra. Israel debió salir a defenderse y tratar de
rescatar los rehenes a cualquier precio.
Desde ese mismo día, Israel se ha visto atacado
por otros frentes. Hezbollah desde el Líbano lanzando cohetes. Ataques desde
Siria e Irak. Los hutíes enviando cohetes de largo alcance. La Margen
Occidental con amenazas, acciones y ataques a diario. E Irán siempre presente
como un poderoso enemigo.
La tarea de Israel es muy complicada. Deponer a
Hamás del control de Gaza es un imperativo para la seguridad y viabilidad de
Israel. Pero es muy difícil entablar una guerra contra un ejército real
desplegado en una ciudad densamente poblada, con una segunda ciudad subterránea
y desconocida, llena de sorpresas y trampas. Personas utilizadas como escudos
humanos y la determinación cierta de asumir el martirio. Reducir los daños
colaterales al mínimo significa sacrificar las vidas de jóvenes soldados israelíes
arrastrados a un conflicto que no buscaron.
El mundo observó con estupefacción lo ocurrido el
7 de octubre. Pero en muy poco tiempo se olvidan las circunstancias y se vuelve
a dejar solo a Israel con su drama y su responsabilidad. Sus secuestrados no
son motivo del dolor ni la lástima que resultaría natural. Las mujeres violadas
no parecen importarle mucho a ninguna de esas organizaciones que velan por la
igualdad de género, la valorización del sexo femenino y asuntos por el estilo.
Abundan las condenas y recriminaciones a Israel, que sobrepasan en demasiado
las pocas o ningunas a Hamás. La Cruz Roja no sabe nada de los rehenes,
ni parece que sea un tema prioritario. La ONU está mucho más dedicada a
redactar resoluciones en contra de Israel que a tratar de mediar por los
rehenes. Hamás es para todos los efectos una contraparte que dicta pautas,
impone condiciones y demuestra que el terror paga dividendos en un mundo que
tolera no solo a Hamás, también a sus aliados y quienes lo sustentan económica
y políticamente.
Absortos en lo que ocurre en Gaza,
meticulosamente observando y escudriñando las acciones israelíes, pasan por
debajo de la mesa los otros frentes que Israel debe atender y enfrentar a
efectos de proteger a su población. Por supuesto, nadie menciona la desgracia
que significa que decenas de miles de habitantes del sur de Israel han
abandonado sus casas hasta que se restablezca la seguridad necesaria en la
zona. Tampoco la misma situación que viven los habitantes del norte de Israel,
desplazados hasta que cese la agresión de Hezbollah. Algo que al momento de
escribir esta nota luce muy improbable.
Por si fuera poco, la duración de una guerra
larga, con rehenes y familiares desesperados, la necesidad de una investigación
que arroje luces acerca de las fallas de seguridad el 7 de octubre, las
diatribas internas que se avivan periódica y peligrosamente, constituyen un
frente interno que se suma los siete anteriores. El frente interno no se domina
con acciones militares ni tecnología, requiere de sentido del más escaso
existente: el sentido común.
La razón está con Israel. No así las simpatías,
ni las conveniencias. La media internacional no apoya a Israel. Condena,
denuncia y critica. La gran victoria de los enemigos de Israel, el objetivo
primario de Hamás, es deslegitimar el Estado de Israel. Lo dejan sin opciones,
debe defenderse y atacar. Entonces, es acusado de crueldad. Este es un frente
que requiere de mucho dinero, de mucho lobby y de un aparato diplomático de
dimensiones fuera de cualquier proporción.
Luego tenemos a los organismos internacionales.
Como se mencionase antes, la ONU en primer lugar, con un récord impresionante
de resoluciones y condenas para Israel. La Cruz Roja impasible. La Corte Penal
le abre un procedimiento a Israel como si fuera el agresor y no el agredido, o
como si se enfrentara a un grupo de hermanas de la caridad, no hubieran
secuestrados o Hamás controlase un territorio desarmado, pacífico y amigable.
Siete frentes bélicos y tres más, igual de
complicados y desgastadores. Con eso y todo, el milagro es que Israel y el
pueblo judío mantienen la moral en alto y confían que la causa de los justos
prevalecerá. Así será.
Con todo y la decena de frentes.
Elías Farache S.
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